Desregulación Económica

Este texto se ocupa de la «Desregulación Económica». El término «regulación» tiene su origen en el derecho anglosajón («regulation») y se refiere a la intervención de los poderes públicos en la actividad económica privada. La regulación, como la desregulación, ha sido definida desde distintos puntos de vista. Atendiendo al sujeto activo de la relación, la regulación es la herramienta principal de las instituciones formales para ejercer su función en la actividad económica y social. La desregulación, en consecuencia, se puede definir como la falta de intervención desde el sector público en la actividad económica de empresas y consumidores; es pues, no utilizar la capacidad de coacción del gobierno para conseguir eficiencia en la asignación de recursos. Es, la desregulación, la falta del control, sostenido y concentrado, ejercido por una autoridad publica sobre actividades que son valiosas para la comunidad. Desde un enfoque económico es un diseño de mecanismos para incentivar a las empresas a actuar de manera eficiente. Si regular es facilitar mediante la actuación pública, que el comportamiento de los agentes económicos se coordine libremente y se oriente de forma voluntaria hacia el interés general, desregular es lo contrario. Desde un punto de vista jurídico, y en referencia a la restricción de la libertad fundamental, la regulación es una falta de limitación impuesta por el sector público para restringir la capacidad de elección de los agentes económicos. A pesar que el objetivo de la regulación sea maximizar la eficiencia económica, en ocasiones eso no es lo que los legisladores y/o reguladores escogen maximizar. Los reguladores responden a una variedad de intereses; de hecho en muchas ocasiones los mismos errores o fallos de mercado que exigen la regulación, pueden influenciar el resultado perverso de esta. El resultado neto de la influencia de los intereses privados en la regulación frecuentemente demuestra que la regulación no produce los resultados pretendidos.