Fascismo
El término «fascismo» deriva de la palabra italiana fasces, que significa un haz de varas con una hoja de hacha que sobresale y que significaba la autoridad de los magistrados en la Roma Imperial. En la década de 1890, la palabra fascia se utilizaba en Italia para referirse a un grupo o banda política, normalmente de socialistas revolucionarios. No fue hasta que Mussolini empleó el término para describir los escuadrones armados paramilitares que formó durante y después de la Primera Guerra Mundial cuando el fascismo adquirió un significado claramente ideológico. En muchos sentidos, el fascismo constituye una revuelta contra las ideas y los valores que dominaron el pensamiento político occidental a partir de la Revolución Francesa. No obstante, el fascismo ha sido un fenómeno histórico complejo que abarca, según muchos, dos tradiciones distintas. El fascismo italiano era esencialmente una forma extrema de estatismo que se basaba en la lealtad absoluta hacia un Estado «totalitario». En cambio, el fascismo alemán, o nazismo, se basaba en teorías raciales, que presentaban al pueblo ario como una «raza superior» y promovían una forma virulenta de antisemitismo. El fascismo español, portugués y latinoamericano tuvo sus características intrínsecas.