Género

Género

1. Género de los nombres

La división del género en masculino, femenino y neutro responde a la naturaleza de las cosas solamente cuando esas palabras se aplican a animales, los cuales pueden ser machos (género masculino) y hembras (género femenino). Pero a los demás nombres se les asigna unas veces género masculino y otras género femenino. Al hablante le interesa en cada caso saber cuál es el género que les corresponde, para aplicar correctamente los artículos, pronombres y adjetivos que tienen forma distinta para cada género. Son en la mayor parte de los casos masculinos los nombres acabados en o, y femeninos los acabados en a. Los acabados en otra vocal o en consonante son generalmente masculinos; sin embargo, son femeninos los acabados en ción [o sión], dad, dez, ed, iz y sis (con excepciones como roción —que es un aumentativo—, desfrez, desprez, filadiz o análisis, casis y paréntesis), y los de enfermedades en itis. Son también femeninos los nombres de las letras: ‘la ge’. En cambio, son masculinos, cualquiera que sea su terminación, los de las notas musicales: ‘el la, el fa’. En las excepciones y casos dudosos se anota en el diccionario el género del nombre de que se trata a continuación de él. Son especialmente numerosas las excepciones constituidas por nombres acabados en e que son femeninos.

Los nombres científicos (latinos) de plantas y animales deberían correctamente usarse con el género que les corresponde en latín; pero, usualmente, los de plantas se emplean con artículo femenino (como si se sobreentendiera planta); y los de animales con el del nombre vulgar.

1.1. Género de los nombres de ríos y ciudades

Un tema debatido es el del género de los nombres de ríos y ciudades. Resumiendo lo escrito sobre él por distintos autores, se puede decir:

No existen normas preceptivas en esta cuestión.

Las normas de «uso más generalizado» son éstas:

a) Nombres de ríos.—Son, en general, masculinos; pero algunos acabados en a se usan también como femeninos (‘la Esgueva, la Hornija, la Noguera-Pallaresa’).

b) Nombres de poblaciones.—Se usan como femeninos los acabados en a y como masculinos los demás. Pero hay muchos ejemplos de nombres de ciudad no acabados en a que se usan como femeninos: ‘La antigua Cartago’; posiblemente, se piensa en un ciudad de elíptico. Abona esta hipótesis el que, en cambio, se encuentran usados como masculinos nombres de pueblos acabados en a, como si se sobreentendiera pueblo: ‘Paniza está apartado de la línea del ferrocarril’.

2. Variación de género en adjetivos, artículos y pronombres

De los adjetivos, algunos tienen terminación distinta para el masculino y para el femenino: o o consonante en sílaba aguda para el primero, y a para el segundo: ‘estrecho, barbián; estrecha, barbiana’. Otros, acabados en e o en consonante en sílaba no acentuada, tienen la misma terminación para ambos géneros: ‘la vida [o el tiempo] breve; una mujer [o un hombre] hábil’. Hay algunas excepciones, como febril que tiene la misma terminación para el masculino y el femenino; en el diccionario figuran siempre los adjetivos con sus dos terminaciones si las tienen.

El artículo y los pronombres tienen también formas distintas para el masculino y el femenino. Además, el artículo, el pronombre personal singular y los demostrativos tienen otra forma para el llamado «género neutro».

3. Género común, epiceno y ambiguo

Se llama también género a ciertas particularidades que presentan algunas palabras en su empleo, en relación con el género: género común es el de las palabras que sirven con la misma terminación para aplicarlas a hombres y mujeres: ‘el testigo, la testigo’; género epiceno es el de las palabras que, con el mismo artículo y la misma terminación, designan el macho y la hembra de la misma especie: ‘el milano, la perdiz’; género ambiguo es el de las palabras que se emplean unas veces con artículo masculino y otras con femenino: ‘el mar’ y ‘la mar’.

Fuente: Diccionario María Moliner de uso del español