Número

Número

Los números se usan como nombre cuando designan el signo con que se representan: ‘un siete pintado en la pared’. Hacen de nombre especificativo aplicadas a número: ‘el número siete’; suprimido número, quedan convertidos en nombres por sí mismos: ‘el siete sigue al seis’. Por el mismo proceso de elisión de un nombre hacen de tales en la designación de las cartas de la baraja: ‘el siete de oros’; en la expresión de la hora: ‘son las siete [horas]’, y en la del día del mes: ‘el [día] siete de agosto’ (en este caso, siete ha suplantado previamente al ordinal séptimo). Pueden considerarse pronombres usados como expresiones numéricas en abstracto, o números propiamente dichos, para designar un conjunto cualquiera, tal como se emplean en las operaciones matemáticas: ‘siete y tres son diez’. También con papel de pronombres sustituyen a veces a los ordinales correspondientes: ‘Estoy el siete en la lista’. Por fin, hacen de adjetivos acompañando al nombre de las cosas que constituyen el conjunto: ‘siete ciudades’.

El sistema de numeración permite contar indefinidamente, pero cuatrillón es la expresión numeral más alta. Corrientemente, pasado el millón, los números se componen de una cifra significativa seguida de cierto número de ceros y, para simplificar, se expresan en forma de potencia: en vez de 325.000.000.000 (trescientos veinticinco mil millones), se escribe y dice 325 × 109 (trescientos veinticinco por diez elevado a nueve).

En la numeración romana, mil como multiplicador se expresa con una línea horizontal puesta encima de la cifra o cifras significativas: C (cien mil), XXV (veinticinco mil), M (un millón).

NÚMERO CARDINAL

Observaciones sobre su uso

1.ª Acento. Los únicos cardinales expresados con palabras simples son los que expresan unidades o decenas y quinientos, cien y mil; todos ellos se pronuncian con su acento propio: [siéte níños, catórce díscos, ochénta líbros, cién cuadérnos, míl preocupaciónes]. En los compuestos, el primer elemento es proclítico, salvo ciento y mil, que tienen siempre acento propio: [diecisiéte, treintaidós, cincuentaicuátro, cienmíl]; pero [ciénto sesénta, míl cuatrociéntos]; cien tiene acento en [cién millónes] porque millones es nombre. Se pronuncian acentuados, en cambio, los segundos elementos de los cardinales compuestos: [ochociéntos, cuarentaisiéte]. Así, pues, en un número largo, se acentúan: mil, los segundos elementos de cada palabra compuesta y los que siguen a y: [docemíl seisciéntos cuarentaisiéte].

2.ª Uno tiene género y hay que ponerlo en femenino cuando se aplica a cosas de este género: ‘Veintiuna cartas’. (Sería incorrecto decir ‘veintiún cartas’.)

3.ª Escritura. Diez y veinte se unen en la escritura en una sola palabra al número que expresa las unidades, cambiando diez la z en c, y veinte la e final en i: ‘diecisiete, veinticuatro’; los demás, que se forman intercalando y entre los dos numerales, se mantienen en palabras independientes: ‘treinta y cinco, noventa y nueve’. Los números de centenas, expresados con un numeral dígito y la palabra cientos, se escriben en una palabra única: ‘ochocientos, doscientos’; los de miles, expresados con un numeral de unidades o de decenas y la palabra mil, se escriben en dos palabras: ‘dos mil, cien mil’; y lo mismo los de unidades superiores a mil: ‘dos millones, cincuenta millones’. Así, por ejemplo, el número 250.457.722, se escribiría con palabras así: doscientos cincuenta millones cuatrocientos cincuenta y siete mil setecientos veintidós.

NÚMERO GRAMATICAL

Formación del plural

El plural se forma añadiendo una s al singular, cuando éste acaba en cualquier vocal no acentuada o en e acentuada: ‘Nuestros pies. Nuestras manos’. Y añadiendo la sílaba es cuando el singular acaba en consonante o en vocal acentuada que no sea e: ‘portales, cálices, rubíes’. Las excepciones a esta regla, así como el plural de palabras que puedan ofrecer duda se indican en los artículos correspondientes del diccionario.

Algunas observaciones sobre el empleo del singular y el plural

1.ª Es muy frecuente el empleo del singular con tanto para expresar multiplicidad: ‘No sé de dónde saca tanta mentira. En mi vida he visto tanto chico’.

2.ª Se designa con el nombre masculino en plural una pareja, aunque sean distintos los nombres con que se designan la parte masculina y la femenina de ella: ‘Los padres (el padre y la madre). Los reyes (el rey y la reina)’.

3.ª Para referirse a un género de cosas puede usarse indistintamente el plural o el singular: ‘Se aplica al animal [o a los animales] que busca[n] su comida por la noche’. Cuando hay dos nombres usados genéricamente unidos por régimen, no hay inconveniente en poner uno de ellos en singular y otro en plural: ‘La colocación de una pieza en una máquina. La colocación de las piezas en las máquinas. La colocación de una pieza en las máquinas. La colocación de las piezas en una máquina’. En las expresiones en singular puede algún sustituir a un: ‘La colocación de una [o alguna] pieza en alguna [o una] máquina’.

4.ª Cuando en una serie de nombres se suprimen los artículos (o adjetivos determinativos) de todos los que siguen al primero, puede ponerse el verbo en singular: ‘La inteligencia, rectitud y sentido de responsabilidad de ese hombre es la causa de que se haya impuesto entre todos’. Pero ‘la inteligencia, la rectitud y el sentido de responsabilidad… son la causa…’. Lo mismo si, en vez de nombres, se trata de infinitivos: ‘Tanto trabajar, cavilar y padecer ha acabado por quitarle la salud’. Pero ‘tanto trabajar, tanto cavilar y tanto padecer han acabado…’. También puede concertar con el verbo en singular un sujeto múltiple formado por expresiones neutras: ‘Esto que te digo y algo más que me callo explica mi negativa’.

5.ª Si la oración se inicia con el verbo puede ponerse éste en singular aunque el sujeto sea múltiple: ‘Le parece todavía poco el sueldo y las gratificaciones’. Pero ‘el sueldo y las gratificaciones le parecen todavía poco’.

6.ª En los casos en que el sujeto y el atributo son intercambiables, el verbo puede concertar con cualquiera de ellos cualquiera que sea su posición: ‘Mi mayor preocupación son las enfermedades’ o ‘mi mayor preocupación es las enfermedades’.

7.ª En lenguaje coloquial es muy frecuente que el que habla se incluya, usando la primera persona del plural, en algo que, realmente, se refiere sólo a la persona a quien se dirige: ‘Parece que estamos de suerte, ¿eh? ¿Conque nos casamos pronto…?’.

8.ª Los escritores usan a veces el plural nosotros en vez del singular yo en lo que se llama «plural de modestia»; pero hay tendencia a sustituir este recurso por otras expresiones tales como el que habla o el que esto escribe.

(Además de las designaciones de número, V., en relación con el número gramatical, artículo en este apéndice, así como los correspondientes a las palabras sobre las cuales se duda; por ejemplo, apellido.)

NÚMERO ORDINAL

Observaciones sobre su uso

Pueden usarse indistintamente delante o detrás del nombre: ‘Capítulo segundo’ o ‘segundo capítulo’. Hasta mil, pueden formarse todos los números ordinales por aglutinación de los correspondientes a las centenas, decenas y unidades de que está formado el cardinal correspondiente; el uso autoriza la escritura en una sola palabra de algunos de ellos, y no la de otros; cuando se escriben en una sola palabra, si una de las palabras componentes acaba en o y la otra empieza por o, se suprime una de estas letras: ‘décimoctavo’. Según lo dicho, por ejemplo, ‘noningentésimo nonagésimo noveno’ es el ordinal correspondiente a 999; pero se van haciendo de uso menos frecuente a medida que son mayores; puede decirse que los simples dejan de ser usuales a partir del correspondiente al número 100, y los compuestos mucho antes. A partir de mil dejan ya de formarse ordinales compuestos orgánicos. Los ordinales no existentes se suplen con el número cardinal correspondiente, solo o con las expresiones ‘el que hace [o está] el número…’: ‘el siete’ o ‘el que hace [o está] el número siete; la doscientas cincuenta y siete’ o ‘la que hace [o está] el número doscientos cincuenta y siete; la representación número cincuenta [la cincuenta representación, la representación que hace el número cincuenta] de una obra teatral’.

Hay que precaverse contra la tendencia a usar los nombres partitivos en -avo como numerales ordinales; sólo octavo está admitido en el DRAE como tal.

El régimen propio de los nombres-adjetivos ordinales es de o entre cuando el complemento es un nombre: ‘El segundo de la clase. El primero entre sus compañeros’. Cuando el complemento es un verbo, el régimen propio es en: ‘Fui el primero en saberlo’. Se oye o lee a veces a: ‘El segundo a salir’.

(V. los ordinales en el catálogo de orden.)

NÚMERO PARTITIVO

Los partitivos se forman añadiendo la terminación -avo al numeral cardinal, salvo en los siguientes casos: medio, tercio, cuarto, quinto, sexto, séptimo, octavo, noveno, décimo, centésimo, milésimo, millonésimo. No hay inconveniente en formarlos hasta de los números más elevados, y es una de las maneras de leer los números quebrados: la fracción 27/1235 se puede leer ‘veintisiete, mil doscientos treinta y cincoavos’; pero es más natural leerla ‘veintisiete partido por mil doscientos treinta y cinco’; en lenguaje no matemático rara vez se emplea un partitivo correspondiente a número superior a diez. Se forman también números partitivos adjuntando a parte como adjetivo cualquier número partitivo en femenino: ‘La tercera [o la veinteava] parte’. (V. los números partitivos en parte.)

Fuente: Diccionario María Moliner de uso del español