Oración

Oración

La oración está formada generalmente por un verbo y otras palabras relacionadas con él gramaticalmente. Sin embargo, pueden considerarse también oraciones expresiones mono o pluriverbales en que no hay verbo, generalmente exclamativas o interrogativas que encierran una orden o la expresión de un estado de ánimo, tales como adentro, aquí, a ése, ¿y eso qué?, buen golpe, pobre de mí, silencio, socorro o hasta mañana, el contenido de todas las cuales se puede verter en una oración completa, mediante la adición de un verbo fácilmente descubrible. También son, en realidad, oraciones compendiadas sin verbo muchas expresiones adverbiales que forman como tales parte de otra oración; como bien o mal, por sí o por no, así y todo, por si las moscas o a buena cuenta y a mala; así como las locuciones absolutas, tales como viejo y todo, viento en popa o un pie tras otro. La oración es, pues, la unidad más pequeña de lenguaje organizado gramaticalmente. Se usa como equivalente de oración el término proposición, el cual algunos gramáticos, siguiendo a los latinos, reservan para la oración enunciativa.

Sujeto y predicado

Así como el centro gramatical de la oración lo constituye el verbo, con el cual se relacionan todas las palabras que la forman, conceptualmente todo lo que en ella se dice se refiere a un sujeto; consta, pues, la oración de dos partes: un sujeto del que se dice algo y un predicado que es lo que se dice del sujeto. El predicado puede ser nominal o verbal; es nominal cuando lo que se dice del sujeto está contenido fundamentalmente en un nombre o un adjetivo y el papel del verbo consiste meramente en establecer la relación entre este nombre o adjetivo y el sujeto: ‘El agua está caliente’ (podría suprimirse el verbo sin que la oración dejase de ser inteligible); el predicado es verbal cuando lo que se dice del sujeto está fundamentalmente contenido en el verbo: ‘Los niños juegan en la plaza’; si se suprime el verbo, se pierde por completo el significado de la oración.

Orden de los elementos de la oración simple

Como se esboza en el artículo construcción, en español hay gran libertad para alterar el orden estrictamente gramatical de los elementos de la oración. Ese orden gramatical es: sujeto, verbo (oraciones intransitivas: ‘los pájaros cantan’); sujeto, verbo y atributo (oraciones atributivas: ‘el tiempo está hermoso’); sujeto, verbo y complemento directo (oración transitiva: ‘el profesor enseña gramática’), sujeto, verbo, complemento directo y complemento indirecto (en las oraciones transitivas en que existe éste: ‘el profesor enseña la gramática a los alumnos’). Los complementos circunstanciales escapan a toda norma de colocación.

No hay complicaciones especiales en cuanto a las oraciones de hasta tres elementos; por ello, lo que sigue se refiere a la formada por cuatro: sujeto, verbo, complemento directo y complemento indirecto.

En términos generales, se puede decir que esos elementos se pueden colocar en el orden en que acuden a la mente del que habla sin que se altere el concepto expresado. Ahora bien: sólo la forma directa, la gramatical, expresa ese concepto de manera que puede llamarse neutra, esto es, sin acompañamiento de algún sentido peculiar; por lo menos, en cualquier caso la importancia del elemento anticipado queda subrayada: si, por ejemplo, la oración ‘el profesor enseña la gramática a los alumnos’ se convierte en ‘enseña el profesor la gramática a los alumnos’, se da a la acción de enseñar el valor preponderante en el discurso y lo natural es que a esa oración sigan otras tales como ‘enseñan los pájaros a volar a sus polluelos’, etc. Hasta las formas más dislocadas, o sea, aquellas en que el complemento directo está colocado antes que el verbo, son usables; pero a condición de que el énfasis particular que así toma la oración se subraye con algún signo ortográfico enfático; por ejemplo, con puntos suspensivos o con una coma de uso enfático: ‘La gramática… les enseña el profesor a los alumnos’; frase en la que va implícito que la gramática sólo y no otras cosas que les debía enseñar es lo que les enseña el profesor en cuestión a los alumnos1.

Las formas impresas en versalitas en el cuadro son las que suenan completamente naturales sin necesidad de subrayar fonéticamente con un signo adecuado el valor estilístico que las acompaña en cualquier caso que no sea el número 1.

(Se añade el les pleonástico en los casos en que gramaticalmente corresponde, o sea, aquellos en que el complemento indirecto representado por les precede al verbo.)

Observando el cuadro se aprecia a primera vista que son excluidas de las formas que suenan naturales al oído aquellas en que el complemento directo, el indirecto o ambos se anticipan al verbo (números 3 al 12, 23 y 24) y aquellas en que el complemento indirecto se interpone entre el verbo colocado en primer lugar y el resto de la oración (números 17 y 18).

(Si se considerasen también usuales, como quieren algunos gramáticos, los números 11 y 12, y 17 y 18, la regla es más fácil de enunciar: «son usuales las formas en que el verbo va al principio de la oración o sigue inmediatamente al elemento que va en ese lugar»).

Clasificación de las oraciones

La oración de que se viene hablando, con un solo verbo, es la «oración simple». Pero la organización gramatical del lenguaje va más lejos, relacionando unas oraciones con otras en distintas formas, para constituir lo que se llama la «oración compuesta».

Se clasifican y califican las oraciones atendiendo a diversas circunstancias. En cuanto a las oraciones simples, las designaciones que les son aplicadas tienen unas veces contenido gramatical (atributiva, predicativa, transitiva, intransitiva…), y otras tienen un significado que no se diferencia del que esas designaciones tienen en lenguaje general (exclamativa, imperativa…).

En la serie de designaciones incluidas como expresiones en la entrada oración y en el apéndice, se incluyen las propiamente gramaticales, anotando las particularidades constructivas de las que no están, como las de relativo o las pasivas, estudiadas en otro sitio, y, también, las más frecuentemente nombradas con designaciones que no son específicamente gramaticales, de las cuales, naturalmente, no cabe dar la relación completa, pues habrá tantas designaciones aplicables a las oraciones como formas de expresión sean posibles.

1 Hasta el caso más extraño al oído, el número 23 del cuadro que sigue, tiene su sentido peculiar en la forma ‘a los alumnos… gramática… el profesor les enseña’; caso que, quizá con otro ejemplo, deje ver mejor su sentido particular: ‘A sus padres… cartas pidiendo dinero… el gran sinvergüenza les escribe’. (En casos así tiene aplicación la «oración declarativa»: ‘Gramática es lo que les enseña…’.) Matemáticamente hay 24 «permutaciones» posibles con los cuatro elementos fundamentales de la oración gramatical. Se dan en el cuadro que sigue, ordenadas en cuatro grupos, en cada uno de los cuales el primer elemento es el mismo, para patentizar, aunque sólo sea parcialmente, la sistematización que rige ese aparentemente trivial juego de palabras.

1. El profesor enseña la gramática a los alumnos.

2. El profesor enseña a los alumnos la gramática.

3. El profesor la gramática enseña a los alumnos.

4. El profesor la gramática a los alumnos les enseña.

5. El profesor a los alumnos les enseña la gramática.

6. El profesor a los alumnos la gramática les enseña.

7. La gramática el profesor enseña a los alumnos.

8. La gramática el profesor a los alumnos les enseña.

9. La gramática a los alumnos el profesor les enseña.

10. La gramática a los alumnos les enseña el profesor.

11. La gramática enseña el profesor a los alumnos.

12. La gramática enseña a los alumnos el profesor.

(Algunos gramáticos dan como usuales las dos últimas formas; por lo menos con este ejemplo, no lo son.)

13. Enseña el profesor la gramática a los alumnos.

14. Enseña el profesor a los alumnos la gramática.

15. Enseña la gramática el profesor a los alumnos.

16. Enseña la gramática a los alumnos el profesor.

17. Enseña a los alumnos el profesor la gramática.

18. Enseña a los alumnos la gramática el profesor.

(También aquí hay que advertir que algunos gramáticos dan como usuales las dos últimas formas.)

19. A los alumnos el profesor les enseña la gramática.

20. A los alumnos el profesor la gramática les enseña.

21. A los alumnos les enseña el profesor la gramática.

22. A los alumnos les enseña la gramática el profesor.

23. A los alumnos la gramática el profesor les enseña.

24. A los alumnos la gramática les enseña el profesor.

ORACIÓN ATRIBUTIVA

Hay un tipo de oración mixta de transitiva y atributiva en que el atributo se refiere al complemento directo. Son oraciones de verbos de juicio: ‘Le creen inteligente. Lo juzgo desacertado’.

También pueden considerarse un caso especial de oración atributiva las de relativo llamadas «declarativas», o sea, las compuestas de relativo en que el verbo de la oración principal es atributivo: ‘Ella es la que puede decirlo. Eso es lo que puedes hacer’. El sujeto es a veces la oración de relativo: ‘Lo que necesitamos es dinero’. Entonces, la colocación del atributo delante del verbo da énfasis a ese atributo: ‘Dinero es lo que necesitamos y no consejos’. (V. construcción en este apéndice.)

ORACIÓN COMPUESTA

En lenguaje no estrictamente gramatical y también si el número de oraciones enlazadas pasa de tres, lo que lleva generalmente consigo la existencia en el conjunto de más de un enlace realizado por conjunción copulativa o disyuntiva, suele darse al conjunto el nombre de periodo o cláusula. Pueden ser ejemplos de oración compuesta ‘no me iré de aquí aunque me echen’ (dos oraciones) o ‘aquí estoy y aquí seguiré mientras mi presencia sea necesaria’ (tres oraciones). Y puede ser ejemplo de periodo ‘si me necesitas, escríbeme o mándame un telegrama y vendré enseguida, aunque tenga que abandonar mis asuntos y tenga que pedir dinero prestado para el viaje’ (siete oraciones, dos conjunciones copulativas y una disyuntiva).

Tradicionalmente, se establece en las oraciones compuestas la división en oraciones unidas por coordinación y oraciones unidas por subordinación o, con denominación más técnica, parataxis o hipotaxis. Las denominaciones oración principal y oración subordinada, usadas generalmente para distinguir las dos oraciones unidas, no pueden aplicarse con propiedad más que en el caso de unión por subordinación. Para los demás casos no existe denominación consagrada para establecer esa distinción. En el desarrollo de este artículo se llama oración principal, en cualquier clase de oración compuesta, a la oración a que se refiere cierta circunstancia expresada por la otra oración; y oración adjunta a esta otra.

No siempre es clara la determinación de cuál es la oración principal y cuál la adjunta. Por ejemplo, en ‘apenas había terminado cuando llamaron a la puerta’, cualquiera de las dos oraciones puede ser principal o adjunta, según cuál de las dos partículas, apenas o cuando, se considere conjunción y cuál se considere que conserva su papel de adverbio.

La relación entre las oraciones componentes es de una de las siguientes maneras:

1.ª La oración adjunta contiene una circunstancia respecto de la principal cuya clase (adición, causa, finalidad, condición, etc.) está expresada por la conjunción o expresión conjuntiva que afecta a aquélla: ‘Ayer llegó y hoy se vuelve a marchar. Se ha enfadado porque no le han avisado’. Las oraciones compuestas de esta forma se clasifican por la clase de conjunción o expresión conjuntiva empleada. Se dan generalmente como conjunciones coordinantes las adversativas, las copulativas, las distributivas y las disyuntivas; y como subordinantes las demás. La coordinación significa la independencia sintáctica de las oraciones, pero no su independencia conceptual, ya que «siempre, entre dos o más oraciones coordinadas hay una que preside psíquicamente a las demás» (Gili Gaya —Curso Superior de Sintaxis— 14-25).

2.ª La oración adjunta es una oración de relativo cuyo antecedente está en la oración principal o es toda esta oración: ‘Lo trajo un hombre que llevaba gorra de uniforme. Tiene que escribir una carta, lo cual le da mucha pereza’.

3.ª La oración adjunta es una oración sustantivada que desempeña el papel de sujeto o complemento directo de la principal; la sustantivación puede realizarse afectándola de la conjunción que o poniendo el verbo en infinitivo: ‘Me gusta que vengas. Le gusta pasear’.

4.ª La oración adjunta desempeña papel adverbial respecto de la principal, bien uniéndose a ella mediante una conjunción adverbial, bien llevando el verbo en gerundio, bien uniéndose mediante la conjunción que precedida de ciertas preposiciones: ‘Cultivan las tierras como las cultivaban sus abuelos. Vino a mi casa dando un rodeo. Se fue sin despedirse’.

No difiere en esencia de la división anterior la que se hace usualmente de las oraciones subordinadas en las gramáticas:

1. Oraciones sustantivas, con que —a veces si— o con infinitivo; desempeñan papel de sujeto o de complemento con respecto a la principal.

1.1. De sujeto: ‘Que vengas un poco antes o un poco después no tiene importancia’; de complemento directo —con que o si—: ‘No sabe que [o si] estoy todavía aquí’.

1.2. De complemento indirecto —con una conjunción final formada con que: ‘Te expones a que se enfade’.

1.3. De complemento circunstancial expresivo de causa o consecuencia —con infinitivo o con una conjunción formada con que—: ‘El choque se debió a haber llegado [o a que llegó] el tren con retraso. Dio lugar a que le expulsaran. Él tuvo la culpa de que me regañaran’.

2. Oraciones adjetivas, de relativo, incluso de relativo adverbial cuando el sujeto de la principal es un adverbio pronominal: ‘Este hombre es el que trajo el recado. Aquí es donde ocurrió la catástrofe’.

3. Oraciones adverbiales, de lugar, tiempo, modo o cantidad: ‘Me marcharé al campo cuando haya terminado el trabajo’.

ORACIÓN DECLARATIVA

Por semejanza con las oraciones declarativas de relativo pueden también llamarse declarativas ciertas oraciones en las que se incrusta una oración pleonástica formada con ser usado terciopersonalmente: ‘¡Es que no te entiendo! Si [cuando o por lo que] ha venido es porque te necesita’. Estas oraciones serían sin pleonasmo: ‘¡No te entiendo! Ha venido porque te necesita’.

ORACIÓN HIPOTÉTICA

En algunos casos no hay distinción tajante entre la oración hipotética y la condicional, que también tiene como conjunción típica si; la oración ‘si me esperas, me voy contigo’, por ejemplo, podría ser clasificada de una u otra manera. Pero, en otros casos, la distinción es clara y, además, hay un grupo de expresiones conjuntivas condicionales y otro de hipotéticas inconfundibles entre sí.

ORACIÓN IMPERSONAL

Hay imprecisión en las gramáticas en la aplicación de esta designación y las de oración unipersonal y oración terciopersonal. Aquí se prescinde de la designación oración unipersonal y se establece una distinción clara entre las impersonales y las terciopersonales, haciendo, por otra parte, con las pasivas con se, también mezcladas generalmente con las impersonales, uno de los grupos de las pronominales. (V., sin embargo, a continuación, que, en cierto caso, una oración con se tiene indistintamente valor de impersonal y de pasiva.)

Se llama aquí oración impersonal a una forma particular de oración que puede construirse con cualquier verbo (a diferencia de la terciopersonal que es la construida con un verbo terciopersonal), cuyo sujeto es indeterminado, bien sea por imprecisión en la información del que habla, bien porque el sujeto sea la generalidad de la gente. Puede tener forma de tercera persona del plural o de oración pronominal con se: ‘Dicen que va a haber cambios en el gobierno. Se suele salir por la otra puerta’. Cuando el verbo es transitivo, la forma con se queda confundida con la pasiva de la misma forma: ‘No se despachan billetes’. (V. voz pasiva en este apéndice.)

En la oración impersonal con se el verbo concierta ordinariamente con el complemento directo: Se venden pisos’. Algunos autores consideran galicismos construcciones tales como ‘se proporciona colocaciones’; el gramático Lenz juzga que el fenómeno está demasiado extendido para ser atribuible a la traducción viciosa de las oraciones francesas con on. Tal difusión quizá sea tan importante como dice este gramático en Hispanoamérica; en España, la construcción de estas oraciones con el verbo en singular es, en el momento actual, prácticamente desusada.

La forma impersonal en tercera persona del plural puede ser usada aunque el sujeto se presuma singular: ‘Le robaron la cartera’.

La forma con se significa a veces «ser susceptible de recibir la acción que expresa el verbo»: ‘El asunto se resume (es susceptible de ser resumido) en pocas palabras’.

Cuando el sujeto presumible es la generalidad de la gente, en la cual se incluye el mismo que habla y, frecuentemente, con particular o exclusiva referencia a éste, se emplea como sujeto uno: ‘Uno no puede menos de asustarse’.

La forma impersonal con se no puede ser empleada con verbos de naturaleza pronominal, por la repetición del pronombre a que ello daría lugar; no se puede decir, por ejemplo, ‘no se puede dormirse’. En estos casos es forzoso usar como sujeto indefinido uno.

Son también de sentido impersonal las oraciones con el que por sujeto y las construidas en segunda persona del singular del presente de indicativo; unas y otras expresan sentenciosamente la generalización de un hecho que ocurre ordinariamente en la vida: ‘El que no se arriesga no pasa el río. Si das, eres bueno y si no, no. Cuando menos lo piensas te encuentras con una sorpresa. No ganas para sustos’. Las frases de la segunda forma son propias del lenguaje familiar.

ORACIÓN INTERROGATIVA

En la oración interrogativa directa, tanto simple como compuesta, el carácter interrogativo de la frase se denota con la entonación, que consiste en la elevación del tono de voz, elevación que, en español, es muy marcada y comienza desde la primera sílaba acentuada de la frase, con lo cual se corresponde el hecho de que, en la escritura, se expresa esa entonación con dos signos (¿ ?) colocados uno al principio y otro al final de la frase con que se pregunta; esta frase consiste en la misma oración que expresa la acción, estado, etc., sobre que existe duda: ‘¿Vendrás esta tarde? ¿Es que no te acuerdas de mí?’. Cuando el sujeto es consabido, se omite generalmente: ‘¿Cuándo llega? ¿Tendréis bastante?’. La segunda persona se omite siempre: ‘¿Vas a acabar pronto?’. Únicamente se expresa cuando se pone énfasis en el sujeto: ‘¿Tú serías capaz de eso?’. El sujeto expreso puede preceder al verbo: ‘¿Usted es el que ha llamado antes por teléfono?’; pero, con más frecuencia, va pospuesto: ‘¿Es usted el que ha llamado antes por teléfono?’. Si el sujeto que inicia la interrogación es muy largo, la entonación interrogativa empieza después de él: ‘Aquella casa de que me hablaste en una ocasión ¿está todavía en venta?’. No sólo el sujeto, sino también un complemento puede anteponerse al verbo: ‘¿Con ese traje piensas ir a la fiesta?’. En esta construcción puede tratarse lo que precede al verbo como ajeno a la interrogación y empezar la entonación interrogativa en el verbo, incluso poniendo puntos suspensivos o una coma delante: ‘Ese niño, […] ¿no es el hijo de los vecinos?’.

La oración interrogativa puede tener valor de exclamación: ‘¡¿Cómo me podía imaginar tal cosa?!’.

La pregunta puede ir precedida de acaso u otro adverbio equivalente; tiene forma afirmativa cuando el que pregunta no tiene idea anticipada sobre cuál va a ser el sentido de la respuesta o la espera negativa: ‘¿Acaso te he ofendido en algo?’. Y tiene forma negativa cuando se espera contestación afirmativa: ‘¿Acaso no te encuentras a gusto a mi lado?’.

Hay algunas formas especiales de pregunta directa:

1.ª Anteponiendo que: ‘¿Que no lo crees?’; se emplea cuando se muestra extrañeza por el hecho de ocurrir lo que se pregunta.

2.ª Con si: ‘¿Si habrá llegado ya?’; se emplea cuando la pregunta se la formula el que la hace a sí mismo, solamente o a la vez que a otra persona; se emplea el condicional si la acción se refiere al pasado; el futuro compuesto de indicativo, si al pasado inmediato o al presente, y el futuro simple, si al futuro: ‘¿Si saldría [o habría salido] ayer. Si habrá llegado hoy. Si llegará esta tarde?’.

3.ª Sin dar entonación interrogativa a la oración y poniendo ¿no?, ¿eh? o ¿verdad? al final: ‘Me acompañarás ¿no?’; se emplea cuando se espera respuesta afirmativa o para incitar a ella. A veces, en lenguaje mimoso o familiar, se sustituye ¿no? Por ¿sí?: ‘El nene se va a la camita ¿sí?’.

Cuando la respuesta que se pide no se reduce a sí o no, sino que es una explicación, la pregunta se formula con los pronombres y adverbios interrogativos: cuál, qué, quién; cómo, cuándo, cuánto, dónde, o con los adjetivos interrogativos aplicados a un nombre: ‘¿En qué época? ¿A qué precio?’. (V. los artículos correspondientes a esos pronombres.)

La oración interrogativa indirecta es una oración subordinada a un verbo de expresión; con si si enuncia una alternativa: ‘Dime si vendrás por la mañana o por la tarde’. O, en otro caso, empleando como nexo un pronombre interrogativo, solo o acompañando a un nombre, o un adverbio interrogativo: ‘Dime qué te pasa. Te preguntaba qué hora era. No sé cuándo vendrá’. Con los verbos preguntar y decir puede añadirse un que pleonástico que acentúa el carácter sustantivo de la oración subordinada: ‘Le pregunté que cuándo pensaba marcharse’.

Se incluyen entre las oraciones interrogativas indirectas por construirse de la misma manera, las dubitativas, en que el verbo de la principal es dudo, no sé, me pregunto, etc.: ‘Estaba pensando cómo hacerlo’.

El pronombre interrogativo puede transformarse en un pronombre relativo y dar este mismo carácter a la oración interrogativa o dubitativa; en vez de ‘dime cuántos pensáis venir’, ‘dime los que pensáis venir’; en vez de ‘no sé qué hora es’, ‘no sé la hora que es’.

Hay preguntas iniciadas con que que son, en realidad, subordinadas de un verbo sobreentendido; encierran generalmente cierto énfasis: ‘¿Que qué me has hecho…?’. (¿Te atreves a preguntar qué me has hecho cuando sabes bien que me has causado un perjuicio?) La mayor parte de las veces contienen la aseveración enfática por parte del que habla de que si alguien cree lo expresado en ellas está equivocado: ‘¿Que se irá sin pagarme…? ¿Que no sé lo que hago…?’.

ORACIÓN SUSTANTIVA

Con verbos de expresión o frases como es justo, es posible, es fácil y otras equivalentes o semejantes en la principal, ha sido frecuente la supresión de la conjunción que: ‘Le rogó [que] fuese a Cádiz. Y suplicóle [que] le avisase de su buena o mala suerte. La prevención que decía [que] era bien se hiciese. Le rogó [que] se compadeciese de un viejo infortunado. Razón sería [que] se extendiese esta costumbre por todas las naciones’. Este uso tiende a desaparecer y es recomendable no omitir la conjunción que.

Se forman oraciones sustantivas enfáticas anteponiendo a que un pronombre seguido de de: ‘Lo [aquello, eso] de que le iban a ascender eran ilusiones suyas’.

En lenguaje informal se anticipa a veces el sujeto de la oración sustantiva a la principal: ‘El hombre parece que no tenía ganas de marcharse’.

Fuente: Diccionario María Moliner de uso del español