Adverbio

Adverbio

Los adverbios también, tampoco, además, menos y, en general, todos los que expresan adición o excepción, tienen un carácter especial. En frases con un verbo único que son, en realidad, condensación de dos oraciones con el verbo repetido, como ‘vino él y también su hermana’ o ‘no le llamaron a él ni tampoco a ella’, los adverbios aparecen aplicados a un nombre [o pronombre] que es sujeto adicional o complemento adicional. Es más notable esta particularidad en casos en que la oración básica ha desaparecido y subsiste sólo la adicional en la que aquélla está implícita; como ‘vino también su hermana’ o ‘tampoco a ella la llamaron’. Para percibir cómo el adverbio está en los ejemplos citados aplicado al nombre y al pronombre y no al verbo, compárense con estos otros: ‘se fue tarde y también vino tarde; no le dijeron que no viniera, pero tampoco la llamaron’, en los cuales el adverbio aparece aplicado, como es normal, al verbo.

1. Aumentativos, diminutivos, superlativos

Algunos adverbios admiten corrientemente diminutivos: ‘despacito, poquito’. En lenguaje humorístico lo admiten casi todos:‘Es, no un poquito, sino un muchito fresco’. Más raro es aplicarles aumentativo; se usan arribota y muchazo. También hay algunos superlativos: ‘Muchísimo. Poquísimo’. Los en -mente se hacen superlativos uniendo la terminación de superlativo al adjetivo de que se forman: ‘Clarísimamente’. Pero la forma propia para el superlativo de los adverbios es una perífrasis construida con las expresiones lo más [todo lo, todo lo más]… que: ‘Vendré lo más [todo lo, todo lo más] pronto que pueda’.

2. Acentuación

El adverbio se pronuncia siempre acentuado. Aun en el caso en que se una un adverbio monosílabo con una preposición bisílaba, la preposición es proclítica y es el adverbio el que lleva el acento: [desdebién tempráno].

3. Colocación

Un adverbio aplicado a un verbo, en general le sigue inmediatamente; pero, a veces, con cierto énfasis, le precede; se prestan particularmente a esto los adverbios de lugar, modo o tiempo: ‘Allí te espero. Así me gusta. Entonces lo sabremos’. Pueden intercalarse entre ambos otros elementos de la oración y, particularmente, un inciso: ‘Mucho la quieres. Mal se ha portado contigo. Pronto, si no recuerdo mal, es tu cumpleaños’. Pero hay que tener cuidado de evitar anfibologías, colocando el adverbio, cuando pueden ocurrir, más cerca del verbo a que se refiere que de otro cualquiera. No es lo mismo, por ejemplo, ‘querrá venir en seguida’ que ‘en seguida querrá venir’, ‘hoy me ha prometido hacerlo’ que ‘me ha prometido hacerlo hoy’.

El adverbio yuxtapuesto a un adjetivo le precede generalmente: ‘Muy útil. Bastante bueno’. Pero los que no son de cantidad, y especialmente los en -mente, cuando la unión no es tan íntima y el adverbio puede considerarse referido al verbo, expreso o tácito, se colocan a veces después del adjetivo: ‘Está serio casi siempre. Útil para ti indudablemente’.

El adverbio puede intercalarse entre el adjetivo y su complemento: ‘Difícil siempre de predecir’. También se puede intercalar entre el nombre y el adjetivo y entre el artículo y el adjetivo: ‘La juventud siempre inquieta. La siempre inquieta juventud’.

Un adverbio que modifica a otro le precede generalmente: ‘Es todavía pronto’. Pero puede también seguirle: ‘Es pronto todavía’. Los adverbios aquí, ahí, allí, allá, mañana, hoy, ayer preceden a cualquier otro adverbio: ‘Aquí cerca. Mañana temprano’; solamente a ya le sigue a veces otro: ‘Ya ayer noté algo anormal’.

El adverbio muy precede a cualquier palabra a que afecte: ‘Eso es muy importante. La muy señorona’.

Cualquier adverbio aplicado a un nombre tomado adjetivamente le precede: ‘El entonces rey’.

4. Régimen

El complemento de un adverbio suele unirse a éste mediante su preposición propia: ‘Ayer por la tarde. Mañana a mediodía’.Los en -mente suelen llevar la preposición propia del adjetivo de que proceden: ‘Juntamente con. Proporcionalmente a’. Los comparativos de cantidad, lugar o tiempo llevan de cuando el término de la comparación es un nombre o un pronombre: ‘Más de 50 km. Menos de lo que creíamos. Más abajo del puente’. Y llevan que cuando el término de la comparación es una oración, aunque esté implícito el verbo: ‘De aquí a Ávila hay más que (hay) de aquí a Toledo’. Según, pues, en cuál de los dos sentidos se tome, se puede decir: ‘La tienda está más allá de mi casa’ o ‘la tienda está más allá que (está) mi casa’. (V. comparación en este apéndice.)

5. Adverbios interrogativo-exclamativo-relativo-conjuntivos

No interesa la clasificación de los adverbios, pues las denominaciones de las distintas clases («de lugar, de tiempo», etc.) son perfectamente comprensibles. Pero sí merecen mención especial los adverbios como, cuando, cuanto, donde, cuya función es muy compleja. Sirven, en primer lugar, como «interrogativos», para preguntar por la circunstancia que corresponde al significado de cada uno de ellos, con o sin preposición: ‘¿Cómo estás? ¿De dónde vienes?’. En segundo lugar, con valor correspondiente, se usan en exclamaciones: ‘¡Cómo me gusta! ¡Cuánto lo siento!’. En tercer lugar, hacen de «relativos» refiriéndose a un antecedente situado en otra oración: ‘Tiene todo cuanto quiere’. Y, por fin, si este antecedente se suprime, el adverbio queda como aglutinante de las dos oraciones, formando parte tanto de una como de otra, y haciendo oficio de «conjunción»: ‘Tiene cuanto quiere. Lo hago como lo haces tú’.

6. Como quiera, cuando quiera, donde quiera (o comoquiera, cuandoquiera, dondequiera)

Equivalen a de cualquier manera, en cualquier tiempo, en cualquier lugar. Lo mismo que estas otras frases, se emplean como antecedente del relativo que: ‘Donde quiera que esté, lo encontraré’. Pero es posible, como licencia, la supresión del relativo que: ‘Donde quiera esté, ella es la primera’. Y, con frecuencia, invirtiendo la oración con quiera: ‘Vaya donde quiera va a estorbar’.

7. Adverbios adjetivos: mucho, poco, más, menos

Las palabras mucho, poco, más y menos, primariamente adverbios, son también adjetivos; no se pueden posponer al nombre ni admiten (salvo poco) un adjetivo demostrativo antepuesto: se dice ‘menos longitud’, pero no se dice ‘esa menos longitud’.

8. Restricciones en el uso de adverbios en -mente

El español no admite la aplicación de un adverbio en -mente a otro, como lo admite, por ejemplo, el inglés con los equivalentes en -ly. Por eso, en los casos en que habrían de usarse así, por ejemplo al traducir de otros idiomas, hay que recurrir a una perífrasis, resolviendo uno de los adverbios en una expresión formada con el adjetivo correspondiente precedida de de manera [o modo]: en vez de ‘pasmosamente fácilmente’, ‘de manera pasmosamente fácil’. Aun en casos en que no se trata de un choque de dos adverbios en -mente aplicados uno a otro, se huye de la repetición de ellos, e incluso hay peculiar tendencia a sustituirlos con expresiones adverbiales formadas con un nombre de cualidad: en vez de seguramente, fácilmente, alegremente o confidencialmente, suele decirse con seguridad [facilidad, alegría, confianza]. Lo que proporciona otra forma de resolver la aplicación de un adverbio en -mente a otro: ‘Con pasmosa facilidad’.

9. Sustantivación con el

Algunos adverbios se usan como nombres aplicándoles el artículo el: ‘El mañana. El más allá’.

10. Sustantivación con lo

Otros adverbios, los que expresan cantidad o intensidad, se sustantivan con el artículo lo: ‘Lo más que puede pasar. Puedo ir lo deprisa que quieras’.

Una particularidad del español es que el adverbio así sustantivado puede no sólo expresar la magnitud de que se trate en abstracto, sino también representarla con su grado y calidad en un caso determinado: ‘Lo a gusto que estábamos nos hizo olvidarnos de todo’.

11. Expresiones ponderativas

Del mismo modo que los nombres que expresan una circunstancia tienen frecuentemente valor ponderativo, como si entre el artículo y el nombre hubiera un mucho intercalado (‘el [mucho] frío nos retenía en casa’), también los adverbios sustantivados con lo pueden ser, y lo son en la mayor parte de los casos, ponderativos; como si se elidiera muy entre lo y el adverbio: ‘Me dijo lo mal que resultó la expedición. No sabes lo bien que lo pasamos’. (Correspondientemente, el adverbio mucho puede elidirse y la frase sigue siendo ponderativa: ‘No sabes lo que te recordamos’.)

12. Se representan por lo y no por ello

El adverbio bien u otro cualquiera de los que se construyen con estar puede ser representado en papel de atributo por el pronombre neutro; pero el pronombre que lo representa no es ello, como parecería lógico, sino lo: ‘Dicen que está muy bien. —Y lo está’ (no ‘y está ello’ o ‘y está eso’).

13. Locuciones prepositivas y conjuntivas formadas con adverbios seguidos de de y que o de que

Los adverbios de tiempo y de lugar que expresan relación (antes, después, encima…) y algún otro, como además o aparte, dan lugar a locuciones prepositivas con de y locuciones conjuntivas con que o de que: ‘Encima del aparador. Antes [de] que me avisaras’. Es discutido por los gramáticos si el uso de de en el segundo caso es no sólo superfluo, sino incorrecto. (V. conjunción en este apéndice.)

14. Los de lugar y tiempo precedidos de de suplen a los adjetivos

Con la preposición de antepuesta, los adverbios de lugar y de tiempo, convertidos de esta manera en locuciones adjetivales, sustituyen o suplen muy frecuentemente a los adjetivos: ‘La emisión de hoy, el coche de delante, de abajo, de cerca, de después…’.

15. Expresiones de sentido vago formadas con adverbios precedidos de por

La preposición por antepuesta a algunos adverbios de lugar les da sentido vago y, a veces, sentido despectivo: ‘Por ahí debe de estar. Anda por allá echando discursos’.

16. Modismos

Existen, por fin, infinidad de locuciones formadas con adverbios que se incluyen en los artículos correspondientes: ‘calle arriba, tierra adentro…’.

Fuente: Diccionario María Moliner de uso del español