Sufijo
Al añadir un sufijo a una palabra acabada en vocal no acentuada, esta vocal, si no es e, desaparece: ‘palid-ucho, cas-uca’; si la vocal es e, no desaparece; y para suavizar su unión con la vocal inicial del sufijo se intercala entre ambas otra letra: ‘cafetucho, corsecito, corsetería, callecilla, airecillo, pajecillo’. A veces, se intercalan todavía más letras: ‘piececito’. Pero este grupo ec, o bien c sólo, no es exclusivo de palabras primitivamente acabadas en e; se intercala también, a veces, delante de los sufijos diminutivos añadidos a palabras acabadas en l o n: ‘colecilla, solecito, panecillo, solarcito, collarcito, baloncete’; y, tal vez por influencia de éstos, a palabras acabadas en vocal no acentuada: ‘piececilla, vientecillo’. Es frecuente el caso de sufijos aumentativos, diminutivos o despectivos acumulados: ‘hombrachón, hombretón, chiquitín’.
En la adición de sufijos españoles a voces cultas hay que observar:
1.º La palabra culta se emplea reducida a la raíz, o sea, despojada de lo que es propiamente terminación: ‘digit-al, popul-oso’.
2.º Si el sufijo español es de los que toman distintas vocales de enlace, la forma utilizada es la que lleva a: ‘depauper-ar, digit-ación, episcop-ado’.
Fuente: Diccionario María Moliner de uso del español