Aumentativo

Aumentativo

Pueden transformarse en aumentativos los nombres y los adjetivos y, excepcionalmente, algunos adverbios: ‘muchazo, arribota’. La idea que comportan estos sufijos no es siempre o sólo de aumento de tamaño o intensidad. Muchas veces son despectivos: ‘ricacho, palabrota’; otras, atenuativos: ‘cobardón’; afectuosos: ‘picarón’; otras, ponderativos: ‘cochazo, noblote’. Y, en muchos casos, tienen valor diminutivo: ‘camarote, islote, limpión, perdigón’; en especial, los adjetivos con sufijo aumentativo, rara vez tienen un significado propia o puramente aumentativo. Aunque, a veces, la idea comportada por el sufijo se refiere a la intensidad de la cualidad expresada por el adjetivo, como en feote, la mayor parte de las veces la idea de aumento se refiere realmente al nombre: ‘Un niño coloradote’. El sufijo aumentativo por excelencia es -azo, -a: ‘caraza, perrazo’. Éste es aplicable a cualquier nombre o adjetivo; pero existen otros: -ón, -ona; -acho, -a; -ote, -a, que se aplican a ciertas palabras con preferencia a aquél: ‘tablón, casona, ricacho, grandote, cabezota’. Para los adjetivos, la verdadera terminación aumentativa es -ísimo, -a, o, en algunos adjetivos cultos que han pasado ya formados del latín, -érrimo, -a (‘celebérrimo, pulquérrimo’). Pero a los adjetivos que llevan estas terminaciones no se les llama en gramática aumentativos, sino superlativos.

A veces, entre la terminación aumentativa y la raíz, se intercalan algunas letras: ‘mocetón, vivaracho, vozarrón, grandullón’. También se forman aumentativos de aumentativos, particularmente de los en -acho: ‘poblachón, hombrachón’.

Algunos nombres femeninos pasan a masculinos al hacerse aumentativos: ‘aldabón, cosechón, cucharón, espadón, memorión, murallón, pistolón, salón, tablón’.

El uso de los aumentativos es mucho menos frecuente que el de los diminutivos, posiblemente por razones psicológicas o de eufonía. Se dice, por ejemplo, ‘un montecito, un laguito’, pero no ‘un montazo’ o ‘un lagazo’. Quizá por eso, el aumentativo con gran, a diferencia del diminutivo con pequeño, es usual y castizo en todos los casos: ‘La gran ciudad. El gran sinvergüenza’.

Fuente: Diccionario María Moliner de uso del español