Concepto de Extremista
Esta voz se ocupa del concepto .
¿Qué es, Qué Significa y Cómo se Define Extremista?
Extremista en la Enciclopedia Jurídica
Extremista en la Enciclopedia Mexicana del Derecho
Puede encontrar información útil en:
- Esta voz en la Enciclopedia Legal
- Otras entradas y recursos de investigación legal de la Enciclopedia Jurídica sobre derecho mexicano (incluyendo Extremista)
Véase también
Extremista en el Contexto del Derecho, la Gestión Financiera y las Ciencias Políticas
Significado de Extremista publicado, entre un amplio repertorio de vocabulario jurídico, por V. M. Alfaro Jimenez, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): Persona propensa a adoptar ideas radicales sobre aspectos ideológicos, políticos o sociales. Como dice el refrán, los extremos se tocan; y los extremismos también, por supuesto. Es en la política donde más se emplea esta terminología: hablamos de la extrema derecha y de la extrema izquierda. A estos mismos se les da la denominación de ultras: ultraderecha y ultraizquierda. Se antepone asimismo al nacionalismo el prefijo ultra. ¿Y de dónde nos viene cualquier extremo? Es nada más y nada menos que el superlativo de éxterus, un adjetivo que significa externo, de fuera, extranjero, extraño. Nos conviene no olvidar estos significados de la base de que proceden el comparativo exterior y el superlativo extremo. En cualquier caso todos los significados nos llevan fuera, muy afuera, incluso al extranjero. Es decir que los extremistas llevan tan lejos sus señas de identidad y de distinción, que logran convertir a los demás primero en «otros», luego en «los otros» y finalmente en «extranjeros». ¡Qué cosas!, ¿no? Vamos a hacer este recorrido con calma: conocemos y usamos de forma independiente el adverbio latino extra, asignándole los significados de «además de», «extraordinario» (por su calidad), «plus» o «cosa añadida», «comparsa o figurante contratado accidentalmente en el cine». Es de este extra que tanto nos gusta, de donde hemos sacado los extremos y los extremismos. Su significado básico y prácticamente único es «fuera», y de él hemos sacado los demás significados que le hemos asignado tanto suelto como en prefijo. Todo extra es algo que queda «fuera» de lo ordinario. El comparativo exterior nos dice que se trata de algo «más afuera» o «muy afuera», y el superlativo extremo indica que se trata de «totalmente fuera». El diccionario latino ya nos advierte que extra es síncopa de éxtera, forma femenina del adjetivo exter o éxterus, éxtera, éxterum. Entre las derivaciones de extra tenemos el adjetivo externus, a, um, que por supuesto significa externo, exterior, de fuera. Pero hay que volver al significado de forastero, extranjero, extraño. La forma de plural externi externorum tiene el significado explícito y exclusivo de «los extranjeros», «los extraños». Y el plural neutro externa lo empleaban los romanos para designar los «designios hostiles» y los «ejemplos tomados del extranjero». Es curioso que luego en el comparativo y en el superlativo no se prolongue el empleo de estos significados específicos de extranjería, pero sin duda persisten ahí subyacentes. Y se da la extraña circunstancia de que todos los extremistas, sean de la derecha, de la izquierda o del nacionalismo que hermana a ambas, incidan de forma casi enfermiza en el extranjerismo. Se distinguen por su obsesión por extranjerizar a diestro y siniestro: se empeñan en repartir cartas de extranjería cuantas más mejor. Ven extranjeros (referido a las personas, los migrantes, personas que se desplazan fuera de su lugar de residencia habitual, ya sea dentro de un país o a través de una frontera internacional, de forma temporal o permanente, y por diversas razones) por todas partes. Se obsesionan primero por distinguirse, y luego por separarse del resto. Pero claro, son los otros los extraños, los extranjeros, los que deben irse, y ellos se quedan. Además, esos son los extremistas, los aficionados a distanciarse de los que no son ellos («Nosotros solos», que dicen los del Sinn Fein), a echarlos fuera (extra) como sea. No es casualidad. Lo exige y lo expresa la palabra.